Esta noble tradición se ha arraigado en el corazón de la comunidad. Cada año, alrededor de Thanksgiving, nos aventuramos por las calles del área metropolitana de Washington, DC, llevando abrigos, guantes, gorros, frazadas, té, café y comida caliente a decenas de personas que enfrentan la dura realidad de vivir en las calles, parques o debajo de puentes. Su espera anhelante refleja la conexión y confianza que hemos construido. Más allá de las necesidades físicas, buscamos proporcionar calor humano, recordándoles que no están solos. En este gesto, encontramos la verdadera esencia de la solidaridad comunitaria.